Según Walter Benjamin, la fotografía tiende a embellecer su objeto, siendo capaz, por ejemplo, de transformar la pobreza en un objeto de placer. El escribe:
Cuanto más amplia es la crisis del orden social actual, cuanto más rígidamente se involucran sus componentes en su lucha a muerte, más lo creativo –en su esencia más profunda una diversión, nacida por contradicción de la imitación– se convierte en un fetiche, cuyos rasgos perduran sólo en el interior. la iluminación intermitente de la moda cambiante. Lo creativo de la fotografía es su capitulación ante la moda. El mundo es hermoso, ese es su lema. Esto desenmascara la postura de una fotografía que puede dotar de significado cósmico a cualquier lata de sopa, pero que no es capaz de captar ni una sola de las conexiones humanas en las que existe, incluso cuando temas más descabellados están más relacionados con la vendibilidad que con la revelación.
Evidentemente se refiere a las obras del pinto pop gay Andy Warhol y sus pinturas de latas de sopa Campbell.
Alerta de cosas peores que se pueden idealizar a través de la fotografía y su edición, delitos por ejemplo. Hoy que existe tanta apología y glorificación de tortura, asesinatos, drogas por parte de cantantes satánicos como Peso Pluma o Natanael Cano, y por su parte los reguetoneros glorifican el sexo violento y fornicación.
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